La Nación Entre jardines secretos e historia: cinco cafés que pasan desapercibidos en pleno Buenos Aires
08/07/2025
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En el centro porteño hay confiterías escondidas pertenecientes a la identidad local; enterate cuáles son, cómo llegar y sus propuestas gastronómicas
Cuando en diciembre de 1880 se firmó el decreto de federalización de la Ciudad de Buenos Aires, se impulsó un nuevo plan de urbanización que incluía edificios inspirados en Europa. De ese modo, no solo se tomó la arquitectura como modelo: muchas costumbres traídas por los inmigrantes del Viejo Continente se incorporaron a la vida porteña, entre ellas, la tradición de los cafés. Una práctica que hoy parece bien local, pero que en realidad tiene raíces parisinas e italianas, y que aún late en las arterias del casco histórico.Para un porteño, cualquier época del año es ideal para sentarse a tomar un café. Por eso, pese a las bajas temperaturas, la Ciudad ofrece bares y confiterías que aún permanecen ocultos a los ojos del turismo. Conocé cinco espacios históricos que, además, cuentan con jardines secretos y pintorescos para descansar del ritmo acelerado de la vida urbana.Uno por uno: los cafés históricos con jardines ocultos de Buenos Aires1. Como en casaUbicado en la esquina de Vicente López y Ayacucho, en pleno barrio de Recoleta, su fachada suele pasar desapercibida, cubierta por enredaderas durante la primavera y el verano. Este edificio fue construido en 1890 por la familia Vermer Rivereaux como residencia principal.El jardín secreto de Como en casa Durante su pontificado, el papa Pío X la consideró como posible sede de la embajada del Vaticano en la Argentina, lo que le otorgó cierta relevancia institucional. Por fuera, la arquitectura es clásica; por dentro, predomina un estilo italianizante que combina parquet, molduras de madera en las paredes y detalles en hierro típicos del siglo XIX. Vale aclarar que esa parte del edificio no está abierta al público, ya que actualmente es administrada por la Pastoral Universitaria.La confitería, en cambio, fue instalada en la antigua cochera y área de servicio de la vivienda. Su ingreso puede pasar inadvertido, pero su mayor encanto está en el patio interno, con una fuente central que invita a desconectar del ajetreo porteño en un entorno que evoca la belle époque argentina. La oferta gastronómica es amplia, aunque se recomienda visitarlo en horario de desayuno o merienda para disfrutar de la pastelería exhibida en vidriera. El café abre todos los días de 9.00 a 20.00.2. Antigua sala de médicos del edificio IADTEste restaurante funciona dentro del Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento (IADT), ubicado en Marcelo Torcuato de Alvear 2439. El edificio fue diseñado por el arquitecto Alejandro Christophersen y construido en 1926. Su fachada de estilo francés da la bienvenida a los visitantes, que deben ingresar por la entrada principal del centro médico.Tras recorrer una galería, se llega a un bar interno con patio adoquinado, fuente de agua, reloj de pie y dos estatuas de galgos en bronce. Este espacio fue sala de médicos hasta 1989 y, más tarde, área destinada a estudios de resonancia magnética.Recién en 2005 se inauguró la confitería, con el objetivo de brindar mayor confort a los pacientes y visitantes. Se conservaron los revestimientos de madera originales, las molduras, las lámparas y el mobiliario centenario. Abre todos los días de 7.30 a 22.00.3. Monasterio Santa Catalina – 1745 Café BistróEn el microcentro porteño se encuentra el Monasterio de Santa Catalina, que alberga una joya colonial poco conocida por turistas. Ubicado en San Martín 705, frente a Galerías Pacífico, fue fundado en 1745 como convento y recibió a las primeras cinco madres fundadoras el 21 de diciembre de ese mismo año.El edificio ganó importancia durante las invasiones inglesas de 1806 y 1807, cuando alojó a heridos de guerra y se les brindó asistencia médica.Así es 1745 Café Bistró con su jardín colonial en pleno corazón del centro porteñoHoy, su patio interno alberga el bar Café Bistró 1745. La arquitectura española se aprecia en cada detalle: arcos, paredes blancas sin ornamentación y largas galerías perimetrales. Los árboles, estratégicamente ubicados, convierten el lugar en un oasis de calma en pleno centro porteño.El horario de atención es de lunes a viernes, de 9.00 a 20.00, y los sábados, de 9.00 a 17.00. Se sugiere almorzar allí para aprovechar el entorno y luego visitar el museo del convento.4. Los Jardines de Las BarquínEn pleno barrio de Retiro, el Palacio Noel — sede del Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco — esconde un encantador patio neocolonial en Suipacha 1424. Árboles, arbustos, bancos y una fuente central dan la bienvenida al restaurante y café Los Jardines de Las Barquín, un secreto para muchos porteños.El palacio fue construido en 1922 por el arquitecto Martín Noel, inspirado en el barroco español y la tradición colonial limeña, cuzqueña y jesuítica del siglo XVIII. También se aprecian influencias francesas en las terrazas y pabellones. Parte del revestimiento exterior está decorado con cerámicas de Talavera de la Reina, en tonos azul, blanco y negro.El área gastronómica tiene vistas al patio andaluz y se encuentra separada del edificio principal. Su estructura vidriada permite contemplar todo el jardín, ofreciendo una experiencia que remite a España. El menú combina platos tradicionales y gourmet, en una propuesta que invita a viajar al Buenos Aires de principios del siglo XX. Abre de miércoles a lunes, de 11.00 a 18.00.5. Casa CaviaEsta casona de 1927, obra también de Alejandro Christophersen, se ubica en Cavia 2485, en el barrio de Palermo. Su estilo francés fue actualizado con detalles modernos que dotan al restaurante y café de una estética palermitana refinada.La historia de Casa Cavia, la casona construida en 1927 que se transformó en un restauranteAdemás de sus tres salones con molduras, pinturas, arañas y muebles de época, su jardín interior es la estrella del lugar, considerado uno de los más bellos de la comuna.En el centro se encuentra una fuente cuadrada que aporta calma, rodeada de plantas y árboles de copa ligera para maximizar la luz natural. Si bien es una opción ideal para el verano, en invierno también es un plan perfecto para merendar, destacándose el servicio de té con tortas, scones y delicias dulces.La cocina propone platos contemporáneos con un estilo propio, que fusiona tradiciones culinarias con propuestas actuales. Está abierto de martes a sábado, de 10.00 a 12.00.
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